miércoles, 29 de agosto de 2012

La última película

La última película (The Last Picture Show) / Estados Unidos, 1971, 118 min. 
Dirección: Peter Bogdanovich. Con Timothy Bottoms, Jeff Bridges y Cyphill Shepherd 


2 comentarios:

  1. A pesar de que han pasado varios años de la filmación de este film y más aún de la época que retrata, sus valores siguen intactos. El director deja de lado todos los efectos visuales a los que ya se recurría en esos años, para usar acertadamente el blanco y negro, para mostrar ese pueblo polvoriento y desolado con personajes sin ideales, con ausencia de proyectos, pero cargados de sentimientos.
    El tema principal de la película,es el paso de la juventud a la edad adulta, y en dicho paso, el sexo tiene su gran importancia, como nos muestra el director a través de sus personajes.
    La "Ultima película" es el retrato de una pequeña comunidad, en la que mantener las apariencias era lo más importante, aunque en el fondo todos tuvieran sus pequeñas o grandes miserias que esconder.
    A pesar de que todo es triste y sin esperanzas, sus personajes resultan cercanos y aùn queribles, con todos sus errores. Me encantaría detenerme en cada uno de ellos, porque todos estan muy bien representados, pero esto de haría demasiado extenso. Realmente, la película, me encantó, no tenía ganas de que terminara y me hubiera gustado saber más de la historia de ellos.

    Ana María

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  2. Un viejo refrán asegura que cada ”pueblo chico es un infierno grande” . La película da una visión de ese pequeño pueblo en los años cincuenta. La chatura y el aburrimiento producen en los jóvenes una sensación de aplastamiento que lleva a la búsqueda de escape por el medio que sea. Una sociedad machista en extremo, que vive de las apariencias externas y que se centra en el chismorreo, hace que la vida sea difícil para todos.

    La película va pasando revista a situaciones que describen fragmentos de la vida de los diferentes personajes. La muestra de pequeñas generosidades individuales, a cargo de adultos que miran retrospectivamente su vida, no alcanza a compensar la amplia gama de miserias, frustraciones y culpas que hacen la vida diaria de los adolescentes.

    La descarnada descripción de las ambiciones y negociaciones que se hacen con lo que puede ser negociado (virginidad, aspecto personal, prestigio de los padres, piscina, popularidad como jugador de fútbol) dan una pintura desesperanzada de esa pequeña sociedad, donde la manera de progresar puede ser a partir de hacerse dueño de un pozo petrolero, enrolarse en el ejercito, o casarse con un personaje exitoso.

    Quienes nos criamos en barrios de ciudades grandes hemos escuchado los relatos de anécdotas similares a la escena en la que la barra de adolescentes junta sus moneditas para solventar la iniciación sexual del joven desvalido o insolvente.

    Una escena muy tierna es la del fotograma que justamente pusiste en el sitio, ese adulto rememorando la felicidad de esa juventud que se fue, añorando las oportunidades perdidas o no explotadas totalmente, se complementa con la reacción que tiene su ex-pareja en su entierro.

    La pena de la encargada del cine al anunciar que no puede seguir manteniendo las proyecciones sonó desesperanzadora y perteneciente a una realidad cercana.

    En conclusión, una descripción ácida de una sociedad con fuertes limitaciones económicas y culturales, que es de hace medio siglo, pero que, a la vez, es actual.

    Jorge

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