Una toma larga empieza en una cancha de fútbol americano mientras suena ¨Claro de Luna¨, tema que después va a interpretar Alex en el piano. El césped es muy verde, el cielo celeste opaco, los adolescentes usan remeras de colores fuertes, hace frío, se puede ver el vapor que sale de sus bocas. Las chicas hacen ejercicios en el fondo, los chicos juegan al fútbol más adelante. Pero la música sigue sonando entre oscura y triste. Algo terrible está por suceder o ya sucedió. Michelle se para frente a nosotros, mira el paisaje y sigue corriendo. La cámara después sigue a Nathan, que se pone un buso rojo, en el que se lee ¨salvavidas¨, hasta que entra a la escuela. ¿Desde dónde viene tanta oscuridad? ¿Será culpa de los nazis? ¿Será por subestimar a los adolescentes? ¿Por los compañeros y profesores que los humillan? ¿Porque los juegos son violentos? ¿Porque las armas son legales? ¿Serán dos locos, o un fenómeno social?
El título Elephant, hace referencia a "un elefante en la habitación", es decir, una cosa enorme, muy evidente, que es contenida en un espacio pequeño en comparación . Sin embargo algo de espacio dejará este elefante. Y es en ese mínimo espacio donde conviven la indiferencia y la fascinación por las armas del pueblo norteamericano. Cabe preguntarse:¿de qué o de quien se defienden? Es necesario atacar primero para sobreponerse a una realidad esquizofrénica?
Adolescentes cautivados por la música de Beethoven y la poesía, son capaces de cometer una masacre. Son el elefante...o el resquicio?
Creo, que el director nos inunda de bellos paisajes, espacios amplios, música bella, adolescentes esperanzados, relaciones afectivas importantes, perro allí, acechando en un mínimo espacio, está esa realidad a punto de estallar. Y estalla. La pregunta, es qué estamos mirandoi cuando vemos.
Ante un hecho real tan aberrante e incomprensible, es interesante analizar la mirada del director; desde dónde se posiciona, qué recorte hace de la realidad, cómo la transmite. Es este caso por un lado hay un planteo estético: los colores luminosos y contrastantes en el paisaje y la ropa de los personajes, los espacios interiores, la repetición y cruce de las situaciones con diferentes puntos de vista, la lentitud, la cámara minuciosa que sigue de cerca los pasos. Por otro lado el perfil psicológico: el clima en el que va sumergiendo al espectador. El director elige mostrarnos de cerca a las victimas, hace que las sintamos próximas, queribles. Jóvenes como tantos, un día como tantos, pero ellos con un destino inmediato común: la muerte; que bajo esta circunstancia golpea más fuerte, duele, porque afecta a alguien conocido, no es un grupo de chicos anónimos, acá las víctimas tienen nombre. Nos pegamos a su recorrido como quien “le cuida las espaldas”, somos participes de sus conversaciones, de sus inquietudes, de sus conflictos, sus acciones se nos vuelven familiares. El cambio es brusco, la calma se rompe vertiginosamente, sólo la música anticipa el caos, Beethoven…quizá como en la naranja mecánica vehiculizando la violencia, la música que muestra la transición hacia el estallido. El paisaje colorido se vuelve gris y difuso después de la tragedia. Intento buscar las causas: ¿Las instituciones? ¿El sistema? ¿El ser humano acosado? ¿El ser humano alienado incapaz de identificar un juego de muerte virtual de uno real? ¿El complejo mecanismo de la mente? ¿El emergente de una sociedad enferma?… No puedo pensar en culpables, sólo encuentro víctimas.
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ResponderEliminarUna toma larga empieza en una cancha de fútbol americano mientras suena ¨Claro de Luna¨, tema que después va a interpretar Alex en el piano.
ResponderEliminarEl césped es muy verde, el cielo celeste opaco, los adolescentes usan remeras de colores fuertes, hace frío, se puede ver el vapor que sale de sus bocas.
Las chicas hacen ejercicios en el fondo, los chicos juegan al fútbol más adelante.
Pero la música sigue sonando entre oscura y triste.
Algo terrible está por suceder o ya sucedió.
Michelle se para frente a nosotros, mira el paisaje y sigue corriendo.
La cámara después sigue a Nathan, que se pone un buso rojo, en el que se lee ¨salvavidas¨, hasta que entra a la escuela.
¿Desde dónde viene tanta oscuridad? ¿Será culpa de los nazis?
¿Será por subestimar a los adolescentes? ¿Por los compañeros y profesores que los humillan? ¿Porque los juegos son violentos? ¿Porque las armas son legales? ¿Serán dos locos, o un fenómeno social?
El título Elephant, hace referencia a "un elefante en la habitación", es decir, una cosa enorme, muy evidente, que es contenida en un espacio pequeño en comparación .
ResponderEliminarSin embargo algo de espacio dejará este elefante. Y es en ese mínimo espacio donde conviven la indiferencia y la fascinación por las armas del pueblo norteamericano.
Cabe preguntarse:¿de qué o de quien se defienden? Es necesario atacar primero para sobreponerse a una realidad esquizofrénica?
Adolescentes cautivados por la música de Beethoven y la poesía, son capaces de cometer una masacre. Son el elefante...o el resquicio?
Creo, que el director nos inunda de bellos paisajes, espacios amplios, música bella, adolescentes esperanzados, relaciones afectivas importantes, perro allí, acechando en un mínimo espacio, está esa realidad a punto de estallar. Y estalla.
La pregunta, es qué estamos mirandoi cuando vemos.
Adriana
Ante un hecho real tan aberrante e incomprensible, es interesante analizar la mirada del director; desde dónde se posiciona, qué recorte hace de la realidad, cómo la transmite.
ResponderEliminarEs este caso por un lado hay un planteo estético: los colores luminosos y contrastantes en el paisaje y la ropa de los personajes, los espacios interiores, la repetición y cruce de las situaciones con diferentes puntos de vista, la lentitud, la cámara minuciosa que sigue de cerca los pasos.
Por otro lado el perfil psicológico: el clima en el que va sumergiendo al espectador. El director elige mostrarnos de cerca a las victimas, hace que las sintamos próximas, queribles. Jóvenes como tantos, un día como tantos, pero ellos con un destino inmediato común: la muerte; que bajo esta circunstancia golpea más fuerte, duele, porque afecta a alguien conocido, no es un grupo de chicos anónimos, acá las víctimas tienen nombre. Nos pegamos a su recorrido como quien “le cuida las espaldas”, somos participes de sus conversaciones, de sus inquietudes, de sus conflictos, sus acciones se nos vuelven familiares.
El cambio es brusco, la calma se rompe vertiginosamente, sólo la música anticipa el caos, Beethoven…quizá como en la naranja mecánica vehiculizando la violencia, la música que muestra la transición hacia el estallido.
El paisaje colorido se vuelve gris y difuso después de la tragedia. Intento buscar las causas: ¿Las instituciones? ¿El sistema? ¿El ser humano acosado? ¿El ser humano alienado incapaz de identificar un juego de muerte virtual de uno real? ¿El complejo mecanismo de la mente? ¿El emergente de una sociedad enferma?… No puedo pensar en culpables, sólo encuentro víctimas.