miércoles, 12 de septiembre de 2012

La ciénaga

La ciénaga / Argentina, 2001, 103 min. 
Dirección: Lucrecia Martel. Con Graciela Borges, Mercedes Morán y Martín Adjemián. 


6 comentarios:

  1. Una frase me quedó dando vueltas en la cabeza y me pareció bastante profunda. ¨Hay que hablar porque si no después las historias se repiten¨.
    Ahora la veo y me doy cuenta de que la pasan al final del tráiler.
    Me parece que es una película de terror.
    Las nenas juegan en el ventilador y cantan con voz metálica: ¨Doctor Jano cirujano/ hoy tenemos que operar/ en la sala de emergencias/ a una chica de su edad… ¨. Con una voz metálica horrible.
    Un nene (a quien le falta un ojo) dice mientras le agarra la cola al perro: ¨Estos coyas de mierda ya se lo deben haber cogido, les gustan los perros, les gusta el pelito suavecito (…) viven todos juntos en la misma casa el padre la madre la abuela¨.
    A otro nene le está saliendo un diente encimado como a la ¨rata africana¨ a la que le teme y antes de que pueda ver que hay del otro lado de la pared de su patio la escalera se rompe y él se cae.
    Todo esto para mi da cuenta de una visión naturalista y cruda de un interior del país sangriento, lleno de violencia, irreflexivo. De una mirada a nosotros mismos que no puede ser llevada a cabo por la oscuridad que abunda en la película, como cuando los chicos se quedan mirando al agua podrida de la pileta, como cuando la vaca se ahoga en el barro.
    Una mirada a nosotros mismos que entraña un menosprecio del otro.
    Por ejemplo Gregorio. Un inútil, alcohólico, depresivo, ausente que no reacciona. Un ¨tipo que nunca sirvió para nada¨. Es para ¨Tali¨ el culpable de todo esto que pasa. Si ¨la señora mecha¨ le hubiera hecho caso a su madre no se hubiera casado con él. Ella también sufre ese menosprecio cuando tenía pensado partir hacia Bolivia a comprar los útiles y se encuentra con el marido.
    De la misma manera tratan a las personas que trabajan para ellos los culpan de todo, de robar, de no saber que ropa alcanzarle a ¨la señora¨ para que se vista, de no saber usar el teléfono (en esa escena, se muestra que Mecha, después de acusar a quienes ella denomina ¨los coyas¨ de no saber pasar la llamada, ella misma tampoco la sabe pasar).
    La ¨señora mecha¨, alcohólica, una mujer entre mandona y frustrada que se corta el pecho por tratar de encargarse de acomodar las copas y la situación de alcoholismo de las demás personas que están tiradas alrededor de la pileta. Quien ¨va a terminar como la madre que se metió un día en la cama y no se levantó¨.
    Me da la sensación de que la película sabe que hay un problema y lo busca pero no lo puede encontrar.
    El ¨perro¨ se prueba una remera que es para José (no le dicen ni gracias) luego agrede a José porque éste agrede a su novia y así.
    Por otro lado José invade los espacios, puede hacer reír a todos aunque haya interrumpido la conversación (conversación en la cual Tali cuenta a Mecha que alguien vio a la virgen con ángeles custodios y todo). Él viene de afuera. De otro lado, se hace el que canta con el secador de pelos, hace reír a la madre, baila con las hermanas y así crea una pequeña atmósfera dentro de la película que es una de las menos insoportables.
    Pero no cambia las cosas, y de eso hablo cuando me refiero a secularización de una sociedad con rasgos despóticos o feudales que están anclados no ya en cuestiones religiosas (la virgen que aparece en el tanque de agua es otro vestigio de eso mismo) sino en relaciones de poder dadas por el color de piel.

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  2. ¨Al final todo funciona igual¨ dice ¨Tali¨ cuando abre la tranquera con la piedra.
    La película termina en que quieren hablarse por teléfono y da ocupado porque del otro lado tienen él tubo levantado porque están pensando si van a llamar o no.
    Momi fue a ver donde se aparecía la virgen y no vio nada.
    La película es ese ¨Hay que hablar porque si no después las historias se repiten¨: un planteo de nosotros mismos. Una confesión de lo que pasa al frente de los niños para que la historia no se vuelva a repetir.
    Por eso digo que también es una mirada a nosotros mismos. En una película sin una trama narrativa tan evidente el que la construye es uno. ¨La obra es un espejo¨ dice Oscar Wild en la introducción de El retrato de Dorian Gray
    Entonces yo trato de cuidarme de no encontrar a ningún otro culpable de todos mis juicios de valor y de construir algo pero no lo puedo hacer. A pesar de que ese otro no es el que está siendo mostrado acá. Y al final sigo siendo parte de una historia de la Argentina que nunca avanza, de una que viene desde hace mucho tiempo, que sigue dividida, que no se entiende entre sí, y mucho menos a sí misma.

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  3. La palabra “ciénaga” me induce una sensación particularmente desagradable, la opresión de la masa de barro que no contiene nada sólido en lo que apoyarse, que es inasible, pero a la vez engulle vorazmente a quien se pone en contacto, una especie de agujero negro donde la caída se desarrolla en cámara lenta.

    La película arma una historia que cumple sobradamente con la descripción de arriba, el clima opresivo que se carga con cada trueno de esa tormenta que se anuncia constantemente. Esa escena inicial con todos los adultos absolutamente borrachos, la indiferencia total de cada uno respecto de los otros, cualquiera sea la situación anuncian lo que pasará en el resto de la película.

    Los personajes individuales, la familia central, la sociedad del pueblo, tienen tan poca probabilidad de salir de su asfixiante realidad como la vaca que cayó en la ciénaga.

    Los encasillamientos sociales se marcan tanto en el baile como en la pelea, la presión que se acumula puede estallar de cualquier manera. Me llamó la atención una especie de tensión sexual poco explicita que sobrevuela las acciones de las adolescentes, entre ellas, con los chicos del pueblo e incluso con José, que en principio yo no había ubicado como hermano de ellas.

    Los hijos menores de Mecha son salvajes en el peor sentido del término, son chicos urbanos que invaden espacios campestres sin tener la mínima responsabilidad, disparan en cualquier sitio, revolean las escopetas para cualquier lado, apuntan por sobre otros chicos, son patoteros… en fin, son los que uno no quisiera tener como alumnos ni como parientes.

    Una mayor razonabilidad aparece en la familia de Tali, ella preocupada por su prima, el marido preocupado por los chicos, son como más humanos, pero lo imprevisible cae sobre ellos en la última escena. ¿Será una metáfora del castigo por querer asomarse al otro lado de los muros?

    La descripción de una sociedad semifeudal, con esas relaciones que expresan abrumadoramente la “ley del gallinero” es increíblemente vívida y, por último, las actuaciones son muy buenas, salvo alguna de las chicas que parece titubear en demasía, pero quizás sea una manera de expresar la duda de vivir.

    Jorge


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  4. La ciénaga

    Vi esta película varias veces...siempre me sorprende. Siempre me provoca la tensión de esperar que suceda algo malo.Esos seres asfixiados en sus propias tragedias, asfixiados en un clima denso, agobiante. El agobio se percibe en cada gesto, en la lentitud de decidir, en el quedarse inmutables viendo como la vida les va robando pedazos de sus cuerpos, litros de su sangre y sudor...La sangre que emana como una pelea constante por la vida.....

    Todo trancurre tan calmado, como si se fuera incubando al calor de Salta un gran acontecimiento. Un acontecimiento agazapado, que ni la responsabilidad de Tali, el interés de Rafael, o los esfuerzos de los niños pueden detener.
    La tragedia se tomó vacaciones...se crea un escenario de expectación casi palpable.
    Lo que está por venir, no puede ser mejor que el infierno personal de cada familia.Se anuncia despacio, con rasgos de alcoholismo, infidelidades, incesto, discriminación y abandono. ,Se anuncia con el comienzo de las clases, un nuevo comienzo, un viaje a Bolivia truncado, un querer desesperadamente que algo cambie.
    La tragedia se va anunciando...José puede escaparse a Bs As, pero con él lleva la repetición constante de modelos enfermos.
    La única que huye, quizás con una nueva vida en gestación...llevará tambien esos modelos enfermos, por más que quiso salvarlos de ellos mismos.

    Y todos quedan en la ciénaga...con atisbos de haber asomado la cabeza para tomar aire,con atisbos de aferrarse a la amistad y el amor. Sin embargo, vuelven a caer...Y parece que ya les será imposible volver a emerger.

    Adriana

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  5. El título de la película es sumamente acertado, porque refleja esa sensación pantanosa de dejarse estar, de inmovilidad que impregna todo el film. La casa de campo,casi abandonada con la piscina sucia, con su dueña en cama, siempre bebiendo, lo mismo que su marido que deambula por la casa simpre borracho.
    Nunca sucede nada importante, porque nada puede despertar a los personajes de su letargo.
    Tiene climas increibles, que me causaron cierta incomodidad.
    Hay ciertas películas que deben verse m´`as de una vez. y ésta es una de ellas. Cuando la vi por primera vez, hace varios años, me resultó pesada y aburrida.Hoy, al verla nuevamente, y gracias a tu taller, que nos hace apreciarla desde otros puntos de vista, me pareció sumamente rica, con personajes cada un o con una problemática distinta y dignos de ser analizados individualmente.
    Lo único que no me gustó es ese estilo particular de dejar algunas cosas sin aclarar, como ser la caída del niño al final de la película, no se sabe si muere o qué le ocurre. Probablemente la directora quiere dejar una final abierto pero a mí eso no me convence.
    De todas maneras volvería a verla y quizás así podría encontrarle nuevas explicaciones.

    Ana María

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  6. En esta historia el espacio condiciona, determina. Bajo un clima que sofoca y agobia, algo acecha, algo inquieta, algo tenebroso subyace, amenaza.
    Hay algunas constantes: El calor y la lluvia, alternándose en exuberancia y abundancia. Los condicionamientos sociales de una sociedad burguesa. La virgen del tanque de agua, vista por televisión. Y la sangre, atravesando de un modo u otro la vida de los personajes.
    Existe un enorme contraste entre la armonía urbana de la casa de Tali y la desordenada y venida a menos casa de Mecha. En una todo está bajo control: la pulcritud, el cuidado de los hijos, la sobreprotección de un padre que teme que los suyos se alejen del hogar. Cada cosa en su lugar, cada cual en su cuarto…. En la otra todo desborda: el alcohol, los cuerpos que se atraen, las relaciones casi incestuosas, el engaño, la simulación. Una familia a la deriva. Un padre inútil, ridículo, desplazado. Una pileta con agua podrida y las culpas recayendo en el más débil.
    Pero el mayor contraste se da, sin duda, entre la naturaleza ordenada del patio de Tali, dónde cada planta es guiada a ocupar su sitio y la naturaleza salvaje del monte, sin límites, sin reglas. Curiosamente parece haber un orden el caos, lo salvaje se regula por si mismo. Pero en el espacio ordenado ocurre la tragedia. El elemento que ayuda a guiar se convierte en el trampolín a la muerte, una muerte limpia, sin sangre ni barro.
    Una muerte que ocurre en el lugar menos pensado, en el menos probable. Sobre baldosas, lejos del terreno pantanoso del monte ¿Cuál es la verdadera ciénaga?
    Mientras tanto en el tanque de agua, algunos siguen viendo la figura de la virgencita.


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