Me pareció muy bien utilizada la idea de contar la historia al revés: comenzando con el suicidio del protagonista e ir retrocediendo durante 20 años, descubriendo las razones que lo llevaron a suicidarse. Pues aunque lo mismo se hubieran podido contar los hechos al derecho, es decir cronológicamente de atrás hacia adelante, creo que no hubiera sido tan impactante ni hubiese creado la intriga que introduce querer conocer como se llega a esa tremenda muerte final. También encontré mérito en lograr con solo 5 o 6 raccontos, resumir 20 años de vida, pintando sin embargo perfectamente la evolución del protagonista desde el estudiante idealista, amante de las flores y la fotografía, pasando por su desgraciada actuación en la milicia, su degradación como policía torturador, sus desencuentros amorosos, su bancarrota económica final, hasta llegar al suicidio como única salida a su desesperación. Mostrando al mismo tiempo la transformación de Corea del Sur, en lo social y en lo político, desde las dictaduras iniciales, las revueltas intermedias, hasta la democracia actual. Todo acompañado por una muy ilustrativa banda sonora que merecería un análisis separado y por la permanente presencia de los caramelos de menta del título, que creo haber leído fue la primera golosina fabricada industrialmente en Corea durante esos años.
Realmente..una película impactante.Que me posicionó en tres interrogantes: ¿quienes somos realmente?,¿qué nos salva?. ¿qué nos condena? Indudablemente, las circunstancias políticas más extremas, las macro presiones, la esfervescencia social, devoran al individuo que quería ser fotógrafo, y termina siendo un represor...El planteo es el siguiente: su inocencia juvenil, su pureza, su capacidad de amar...pueden haber sido aniquiladas por un cambio socio político que lo transformó en un monstruo? O el monstruo estaba latente...y se expresó libremente amparado en un justificativo de "obediencia debida"?
Vuelvo a replantearme..¿pueden coexistir en un individuo...el hambre de matar y el hambre de amar? Pienso que sí...El vaivén oscilante entre el bien y el mal, define la existencia humana. En este caso, una mirada a la vida del protagonista...me hace centrar en una frase de la película "todos tenemos una historia". Creo que la "historia" de nuestra vida, no se escribe con un solo color, o un solo trazo. Obviamente, no todos tenemos la oportunidad de experimentar los extremos de este ser torturado por las responsabilidades y tambien las culpas, pero en caso que la vida nos ponga en tamañas situaciones ..¿.caemos en la naturalización de la violencia, o somos capaces de elegir la poesía? hay individuos..que inevitablemente, deben convivir con las dos alternativas. Algunos durante todas su vida, otros, hasta que el peso se les hace insoportable. Y allí vuelvo a mis primeros cuestionamientos: ¿qué nos condena?, ¿qué nos salva? Indudablemente...nosotros mismos.
(Comentario de Omar a través de esta cuenta)
ResponderEliminarMe pareció muy bien utilizada la idea de contar la historia al revés: comenzando con el suicidio del protagonista e ir retrocediendo durante 20 años, descubriendo las razones que lo llevaron a suicidarse.
Pues aunque lo mismo se hubieran podido contar los hechos al derecho, es decir cronológicamente de atrás hacia adelante, creo que no hubiera sido tan impactante ni hubiese creado la intriga que introduce querer conocer como se llega a esa tremenda muerte final.
También encontré mérito en lograr con solo 5 o 6 raccontos, resumir 20 años de vida, pintando sin embargo perfectamente la evolución del protagonista desde el estudiante idealista, amante de las flores y la fotografía, pasando por su desgraciada actuación en la milicia, su degradación como policía torturador, sus desencuentros amorosos, su bancarrota económica final, hasta llegar al suicidio como única salida a su desesperación.
Mostrando al mismo tiempo la transformación de Corea del Sur, en lo social y en lo político, desde las dictaduras iniciales, las revueltas intermedias, hasta la democracia actual.
Todo acompañado por una muy ilustrativa banda sonora que merecería un análisis separado y por la permanente presencia de los caramelos de menta del título, que creo haber leído fue la primera golosina fabricada industrialmente en Corea durante esos años.
OMAR LOPEZ DE ALDA
(Comentario de Adriana a través de esta cuenta)
ResponderEliminarRealmente..una película impactante.Que me posicionó en tres interrogantes: ¿quienes somos realmente?,¿qué nos salva?. ¿qué nos condena?
Indudablemente, las circunstancias políticas más extremas, las macro presiones, la esfervescencia social, devoran al individuo que quería ser fotógrafo, y termina siendo un represor...El planteo es el siguiente: su inocencia juvenil, su pureza, su capacidad de amar...pueden haber sido aniquiladas por un cambio socio político que lo transformó en un monstruo? O el monstruo estaba latente...y se expresó libremente amparado en un justificativo de "obediencia debida"?
Vuelvo a replantearme..¿pueden coexistir en un individuo...el hambre de matar y el hambre de amar? Pienso que sí...El vaivén oscilante entre el bien y el mal, define la existencia humana. En este caso, una mirada a la vida del protagonista...me hace centrar en una frase de la película "todos tenemos una historia". Creo que la "historia" de nuestra vida, no se escribe con un solo color, o un solo trazo.
Obviamente, no todos tenemos la oportunidad de experimentar los extremos de este ser torturado por las responsabilidades y tambien las culpas, pero en caso que la vida nos ponga en tamañas situaciones ..¿.caemos en la naturalización de la violencia, o somos capaces de elegir la poesía? hay individuos..que inevitablemente, deben convivir con las dos alternativas. Algunos durante todas su vida, otros, hasta que el peso se les hace insoportable. Y allí vuelvo a mis primeros cuestionamientos: ¿qué nos condena?, ¿qué nos salva? Indudablemente...nosotros mismos.
Adriana